Podemos decir que tanto el sistema operativo como las pantallas son los puntos fuertes de ambos teléfonos. En cuanto a la sensibilidad de las dos pantallas táctiles, ambas son excelentes. Vemos la tecnología capacitiva en su mejor forma, y con pantallas así de grandes, e interfaces tan bien optimizadas, lo más probable es que pasemos un buen momento utilizándolas.
Sin embargo, podemos apreciar el contraste superior de la pantalla SúperAMOLED que el Galaxy S tiene. Ese tipo de pantallas, a diferencia de los LCDs, son capaces de mostrar negros muy oscuros y colores mucho más saturados, lo que es, en términos generales, lo que todos buscamos. Dicho lo anterior, podríamos afirmar que el Galaxy S de Samsung tiene superioridad en las partes más importantes del rendimiento general de una pantalla para teléfonos inteligentes.
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